jueves, 28 de julio de 2011

El último vuelo de la chica mala

Amy Winehouse Pictures, Images and Photos

Sí, es cierto, se veía a venir. Al menos eso fue lo primero que me dijo Él, casi sin inmutarse, cuando mi amiga Laia me mandó un mensaje sobre la muerte de Amy Winehouse. A lo mejor yo soy demasiado impresionable, porque la verdad, todavía me sigue conmoviendo que muera alguien tan joven, que sólo era un mes mayor que yo y poseedora de tanto talento.

En fin, sin entrar en detalles sobre la espiral de turbulencias, drogas y alcohol que fue la vida de Amy Winehouse, me gustaría rendirle un humilde homenaje en este rinconcito mío, que tan abandonado tengo últimamente. Sólo para recordar a la Amy que me dejó con la boca abierta la primera vez que escuché Back to Black, la que consiguió que su Rehab se colara sin cesar dentro de mi cerebro –a parte del de miles de personas más en todo el mundo– y la que me hizo convertirme en la persona más pesada del mundo cuando no dejaba de hacer sonar, una y otra vez, su versión de Monkey Man en el coche de mi amigo David.

Me gustaba Amy, para qué negarlo. Yo, que apenas había escuchado soul en mi vida, caí a sus pies. Me gustaba su eyeliner interminable y su moño que crecía casi al mismo ritmo que sus adicciones. Me gustaba la revolución que suposo su irrupción en la música, rescatando un estilo que estaba medio tocado y hundido, y me gustaba el cambio que aportó sin quererlo en la moda, con sus estrechísimos vestidos de flores, de estampado vichy, con cinturones anchos y falda de tubo hasta la rodilla con los que recuperaba un aire retro que ya será suyo para siempre, mezclando ese estilo tan sesentas que lucieron The Supremes en su época con su propio toque macarrilla, para el que le iban que ni pintados los trapitos de la marca Fred Perry; firma para la que hasta llegó a crear la colección Fred Perry Amy, cuyo último trabajo fue para la primavera/verano de 2011, aunque se rumorea que la cantante dejó una colección póstuma que Fred Perry todavía no ha especificado cuándo lanzará a la venta.

Me gustó que Karl Lagerfeld bajara por una vez del olimpo de los intocables en el que vive y se inspirara en la chica menudita de las afueras de Londres y en su peinado para crear su colección de otoño/invierno en 2008 –aunque no estoy muy de acuerdo con la afirmación del alemán, que vaticinó que Winehouse era la "nueva Brigitte Bardot del siglo XXI"–. Aunque Amy no sólo fue fuente de inspiración para Chanel. El nuevo gurú de las adictas a los zapatos, Jonathan Kelsey, también encontró en ella inspiración e ideó, junto a la firma Mulberry, los zapatos Amy, inspirados en la musa del soul y que ella misma había usado en varias ocasiones.

Es evidente que Amy Winehouse nunca fue excesivamente guapa, ni una trendsetter al uso, pero su aportación como musa de inspiración en algunos sectores de la moda ahí está, nos guste o no. Un legado más, a parte del de sus canciones, el que queda de la chica del oeste de Londres, que revolucionó el soul de nuestros días, antes de su adiós prematuro. Aunque, eso sí, debo decir que para mí, su imagen fugaz, su extremada delgadez, su nariz aguileña, sus tatuajes y su estilo siempre me transportaban a otra época, quizá a los sesenta que ella tanto idolatró con su voz y su apariencia, como si en este siglo XXI estuviera fuera de lugar, ella, la frágil y desdichada, chica mala del pop.
Amy Winehouse Pictures, Images and Photos