Ya en mi primer post creo recordar que no pude resistirme en hablaros de mi pasión por las prendas
vintage. Me gusta dar un toque retro a mi estilo, una manía que creo que tengo desde niña, cuando me colaba en el armario de mi madre para robarle sus vestidos setenteros y pasearme por casa disfrazada con su ropa antigua y enfundada en sus taconazos. Lo que de niña era una manera de poder sentirme mayor, ahora es un modo de hacer más mío mi estilo y sentir que mi ropa es sólo mía, una exclusividad que consigo mezclando mis prendas nuevas con otras conseguidas en mercadillos o tiendas
vintage, lugares en los que me encanta perderme y en los que encuentro verdaderas joyas para atesorar mi armario. Además, esta pasión mía por las prendas con historia también se extiende a bolsos, anillos y demás bisutería y joyería, razón por la que ya llevo realizados varios saqueos en los joyeros antiguos de mi madre o de mi tía abuela.
Para los que todavía estéis pensando que hablo sólo de ropa de segunda mano al estilo de tiendas como Humana os equivocáis. El
vintage va más allá; es moda, historia y hasta es obra de arte. En una buena tienda o mercadillo
vintage se puede llegar a encontrar un auténtico bolso de Dior de los años setenta por 200 euros o unos zapatos de Yves Saint Laurent por 80. Así pues, el
vintage va de esto, de buscar por la historia de la moda y rescatar los trabajos de grandes diseñadores – desde la época de los años veinte hasta los ochenta, como YSL, Paul Poiret, Elsa Schiaparelli, Versace o Madeleine Vionnet sólo por poner ejemplos– y escoger qué prendas encajan mejor en nuestro estilo. Muchas de las celebrities actuales ya han caído rendidas a sus pies y no es extraño ver en los cocktails, fiestas, red carpets y saraos de lo más exclusivos a Chloë Sevigny, Evan Rachel Wood, Kate Moss o Kirsten Dunst vestidas de alta costura
vintage.


Es por esta razón que los propietarios de las tiendas
vintage más exclusivas y cool de Nueva York, Londres, París, Los Ángeles, Madrid y Barcelona están más que acostumbrados a tener a varias
celebs entre sus clientas más fieles. Por eso guardan tan celosamente las fuentes que les permiten nutrir sus estantes con verdaderos tesoros de la historia de la moda, aunque la mayoría de estos especialistas consiguen las prendas viajando alrededor del mundo y rastreando mercadillos, subastas o armarios de antiguas señoras bienestantes venidas a menos con los años. Sólo así consiguen llenar sus tiendas con pequeños tesoros de la moda, como un broche surrealista de Elsa Schiaparelli o un auténtico esmoquín YSL de los setenta.
Como véis, los que améis la moda como yo encontraréis en el
vintage un modo aprender sobre la historia de la moda a través de vuestro estilo. Dedicarse a encontrar buenas prendas
vintage requiere paciencia, predisposición y sobre todo, amor por la ropa y por los tesoros de otras épocas. Si os animáis, los que residáis en Barcelona no podéis dejar de pasear alguna tarde por Riera Baixa, una estrecha y pequeña calle repleta de tiendas
vintage en ambos lados. Una calle donde, además, cada sábado se monta un mercadillo desde la mañana hasta la tarde en el que se pueden encontrar verdaderas gangas. Si queréis un estilo más refinado, debéis visitar Le Swing (Notariat, 3), una delicia desde su decoración hasta la ropa que venden, donde se hallan auténticas piezas de Dolce&Gabbana, Versace, Emanuel Ungaro o Hermès. Cerca de Le Swing, se sitúa la majestuosa HoLala Plaza (Plaça de Castilla, 2) donde, además de ropa, también venden mobiliario y libros antiguos. Aquí las prendas están clasificadas por décadas y cada etiqueta indica su procedencia, además, si buscáis bien entre los estantes es posible que encontréis alguna joya, como la vez que yo me topé con un estupendo vestido de cocktail de Emanuel Ungaro. También en Barcelona, pero esta vez en el encantador barrio de Gràcia, no podéis dejar escapar una visita a Gallery (Torrent de l'Olla, 117) para encontrar piezas increíbles. Los shoppers
vintage más viajeros tenéis paradas obligadas en el famoso Mercado de las Pulgas de París, y de Berlín no podéis iros sin visitar Colors (Bergmannstrasse, 102) o Garage (Ahornstrasse, 2) dos grandiosas tiendas
vintage donde la ropa se vende a 13,99 euros el kilo y donde también disponen de una selección muy cuidada de prendas a precio fijo. Los experimentados en
vintage que ya sepan dislumbrar lo bueno entre la multitud pueden lanzarse al mundo de la venta online, en el que destacan tiendas muy valorables como la excelente www.poshgirlvintage.com o, una de mis favoritas, Charmed Vintage (http://www.etsy.com/shop/charmedvintagebcn) que cuenta con estupendas maravillas que van desde la década de los cuarenta hasta los años noventa. Así que, no lo dudéis y animaros a palpar las décadas de la moda a través de sus prendas. Ya me contaréis el resultado.
(Nota: Si los componentes de Sin Sentido leyéis el post por casualidad, espero que, ante mi amor por el vintage, cedáis ante mi empeño de hacerme con esa preciosa butaca roja que tenéis en el local y que ¡grita mi nombre cada vez que voy a veros!)